A lo largo de los siglos, Córdoba se ha erigido como un lugar de encuentro de viajeros y de culturas. Su estratégica situación y sus excelentes condiciones climatológicas y naturales, han hecho posible que durante más de 20 siglos haya sido considerada una plaza de gran interés para las distintas civilizaciones que en ella se dieron cita.
Se han encontrado vestigios datados en el Bronce Final (siglos IX y VIII a.C.), sus primeros pobladores fueron llegando por el Guadalquivir, pero su fundación corresponde a los romanos en el siglo II a.C.
Roma respetó el nombre turdetano de Corduba y la convirtió en la capital administrativa de la Hispania Ulterior y posteriormente de la Betica, aprovechando sus materias primas (minerales, alimentos) y situándola en el nudo de comunicaciones de la Bética.
Luego vinieron los visigodos y después, la Córdoba musulmana, que cobró su máximo esplendor hacia el siglo X como capital de al-Andalus y epicentro cultural de Occidente.
El ocaso del periodo andalusí se solapó con la conquista cristiana en el siglo XIII, sucediéndose las dinastías y los acontecimientos históricos hasta la Córdoba del siglo XXI, una ciudad atractiva para el intercambio cultural, político, económico y social en correspondencia con su rica historia.
Sus largos siglos de existencia y su inmenso desarrollo han hecho posible la composición de un casco histórico único en el mundo, declarado en 1994 “Ciudad Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO y reconocido como el segundo más extenso de Europa.
Mención especial merece la Mezquita-Catedral de Córdoba que, sin duda alguna, es uno de los más asombrosos monumentos de la humanidad y el edificio religioso más singular de todos los existentes. El 31 de octubre de 1984 fue declarado ‘Monumento Patrimonio de la Humanidad’ por la UNESCO.